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Costumbres Gastronómicas, El Asado

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Costumbres gastronómicas:

el asado, la comida más elegida

En la diversidad de los gustos reside el encanto, y mucho más cuando se trata de disfrutar de los placeres del mundo culinario, en el que, como en ningún otro, es natural que lo que le gusta más o menos a unos, a otros no les guste tanto. Hábitos de consumo, les dicen. “Una vez al mes, yo hago lomo con hongos y puré de manzana, pero mis hijos ese día prefieren salir a comer afuera comida chatarra. Viviendo los tres bajo un mismo techo, no se cómo podemos tener gustos tan distintos. No puedo imaginarme cómo deben ser de diferentes las costumbres y la forma en que se come en otros países del mundo”, reflexiona Alicia Silvero (50) de Villa Ballester a Tiempo Argentino.

Su testimonio sirve para dar luz a los resultados de una encuesta dada a conocer ayer por el sitio web Groupon “sobre comidas y restaurantes 2015″ que pone el foco en cómo varían las costumbres gastronómicas, a partir de sus preferencias, de los habitantes de cinco países de la región Latinoamericana. El número total de encuestados fue de 4426 personas en Argentina, Chile, México, Brasil y Colombia, los cuales se sometieron a una serie de preguntas que revelaron sus hábitos en relación con la comida, con el fin de conocer qué les gusta comer, dónde y cómo.

Al respecto, Juan Carranza, Country Manager de Groupon señaló en diálogo con este diario que: “Lo más representativo de este trabajo fue que pudimos descubrir que a los argentinos no les gusta para nada la comida exótica y se vuelcan por lo típicamente argentino. En este contexto habilitamos ‘la ruta gastronómica’ para adaptar las ofertas de nuestro sitio de venta de cupones de acuerdo a lo que los resultados nos fueron mostrando. Buscamos entender lo que a la gente le gusta en materia gastronómica para tentarlos cada vez más.”

Los argentinos se destacan siempre, y esta vez también lo hicieron, del resto del universo encuestado, por su particular manera de disfrutar de la comida y por no dudar en autodefinirse como “poco dados a las excentricidades”; así como aquellos que más valoran el sabor de la comida típica tradicional (mucho más los hombres, con un 56%, que las mujeres con un 45%), en especial cuando se trata de las carnes asadas, y más concretamente el asado con chimichurri (32%).

Aunque en este sentido es por lo menos curioso que la gente de los cinco lugares mencionados coincidió en elegir la comida típica de sus propios países como la preferida por sobre cualquier otra propuesta, los argentinos encabezan la tendencia en mayor proporción (48%) que el resto, seguidos de cerca por los mexicanos (43%), brasileños (42%), colombianos (31%) y chilenos (26%).

Además, la gente de todos los países coincidió en otro punto: mencionó como comida preferida a la comida italiana. Además, todos los países encuestados menos Colombia eligieron al sushi como el segundo plato favorito.

Por otra parte, el 86% de los argentinos admitió que no se animaría a probar comidas exóticas como canguro, serpiente o insectos, ocupando de esta manera el segundo lugar detrás de los brasileños, cuya proporción fue apenas mayor con un 89%, demostrando que ni unos ni otros son adeptos a probar las cosas “raras”.

En este sentido, a nivel local, las argentinas se mostraron aún mucho más reticentes a probar nuevas delicias que los varones. Mientras que un 22% de los varones dijo que ya probó o estaría dispuesto a probar algún “manjar exótico”, el porcentaje de mujeres argentinas fue más bajo, de sólo un 11 por ciento.

Una interesante coincidencia es que los cinco países participantes declararon que dentro de los alimentos exóticos listados, los dos que más estarían dispuestos a probar son el tiburón y las ancas de rana.

Además, la encuesta destaca otras características referidas no tanto al consumo en sí, sino a la forma de relacionarse con la comida y darse el gusto de disfrutarla: las personas de origen argentino manifestaron en un 84% que antes de quedarse en casa, prefieren salir a comer afuera, lo eligen incluso aunque la opción sea la de no cocinar, sino la de tomar el teléfono y pedir un salvador “delivery a domicilio” (16%).

La frecuencia de las salidas también varía según el público en cuestión: la mayor parte de los encuestados en nuestro país (40%) manifestó salir afuera “algunas veces al mes”, mientras que el 26% dijo hacerlo “una vez por semana”. Sólo un 1% dijo que sale a comer diariamente y un 8% lo hace como un verdadero hábito “varias veces a la semana”.

Inesperadamente, los argentinos también son de los más “amigables” de la región al momento de pagar la cuenta del restaurant durante una cena con amigos o familiares, (aunque algunos pocos admitieron que fingieron alguna que otra vez que los llaman por celular justo al momento en que el mozo deja sobre la mesa la dolorosa cuenta).

Los varones y mujeres de Argentina en general se definieron como buenos anfitriones. “En un 86% eligen dividir la cuenta entre todos los comensales en partes iguales, sin importar lo que cada uno consumió individualmente. Este número es considerablemente más alto que el 78% de los mexicanos, 79% de los chilenos, 70% de los colombianos y muy lejos del 21% de los brasileños, quienes fueron el único país de la región en expresarse a favor de que cada comensal cubriera el valor de su propio consumo”, señala la encuesta.

Otro punto a destacar es que los varones argentinos, más que las mujeres, se mostraron cómodos como anfitriones invitando la cena o almuerzo de toda la mesa (10% vs 6%). También la tolerancia parece ser otro don de los nativos de estas tierras.

Contrariamente a lo que muchas veces suele indicar el imaginario popular, o la realidad misma, los argentinos pueden soportar sin chistar una larga cola para obtener la ubicación deseada en un restaurante. Dando muestras de esa tolerancia, un 37% estaría dispuesto a esperar una mesa hasta 15 minutos, y un 26% llegaría a hacerlo hasta 30 minutos, aunque los varones más que las mujeres –una vez más– demostraron ser más propensos a soportar sin chistar una larga espera.

“Somos intolerantes para la comida y qué”, confirma Julieta Díez (28) al ser consultada por Tiempo sobre este último punto; y de inmediato recuerda que en el último mes vivió una experiencia que puso a prueba sus nervios en un coqueto y conocido restaurante de Puerto Madero: “Cuando el mozo me dijo que tenía que esperar más de 30 minutos por una mesa, me di media vuelta y me fui. Tenía tacos altos y no quería esperar parada, mi marido estaba dispuesto a esperar, yo no. Puedo esperar ese tiempo en un shopping, en una peluquería, pero esperar en un restaurante mientras veo a la gente relajada, comiendo, me pone los pelos de punta. Terminamos cenando esa noche en un lugar de menor categoría, donde llegamos y pudimos sentarnos al toque. La comida no era de lo mejor, pero esperar no es lo mío y creo que eso le debe pasar a muchas otras mujeres.”

Celus en la mesa del restaurante: En este mundo en el que dominan las selfies, la encuesta indagó en el uso de los teléfonos celulares en la mesa de un restaurante. ¿Está bien sacar fotos? Las respuestas son curiosas: apenas un 17% dice que “es de mala educación” y arriesgan que “deberían estar prohibidos en los restaurantes”. Es decir, la mayoría los aprueba. Pero con matices. El 46% dice que “está bien si es para una emergencia”, pero no para otra cosa. El 31% aprueba su uso para “hacer un llamado o enviar un mensaje” (se entiende que dé cierta importancia) y el 28% encuentra que está bien para otro uso: sacar una foto y postearla en Instagram, Twitter o Facebook.

Cuestión de precios: Los precios no son un tema menor a la hora de un festejo como un cumpleaños, o de una simple salida afuera, revela la encuesta de Groupon. A la hora de planificar un festejo, los chilenos son en la región quienes más suelen tener que invertir costeando una salida para dos, con un promedio de US$ 53 ambas personas. Los siguen los mexicanos (US$ 50), los argentinos (US$ 46), los brasileños (US$ 40) y los colombianos (US$ 35). En este sentido, el gasto promedio en Argentina se estimó alrededor de $ 410 pesos. En cuanto al precio más alto que pagarían por una comida específica –esta vez expresado el valor en pesos tal y como lo hace la encuesta– ninguno pagaría más de $ 98 pesos por una pizza, $ 19 por un pancho, $ 15 por una empanada, y $ 46 por una hamburguesa. Y a pesar de los precios, apenas el 16% prefiere el delivery sobre comer afuera.